viernes, 2 de diciembre de 2011

VAMOS A LLENAR TODO ESTO DE POESÍA (parte II):



CRAPULEOS DEL DIVINO SEVILLANO





Osé y temí: mas pudo la osadía


tanto que desprecié el temor cobarde;


subí a do el fuego más me enciende y arde


cuando más la esperanza se desvía.



Gasté en error la edad florida mía;


ahora veo el daño, pero tarde,


que ya mal puede ser que el seso guarde


a quien se entrega ciego a su porfía.



Tal vez pruebo (mas ¿qué me vale?) alzarme


del grave peso que mi cuello oprime;


aunque falta a la poca fuerza el hecho.



Sigo al fin mi furor, porque mudarme


no es honra ya, ni justo que se estime


tan mal de quien tan bien rindió su pecho.



(FERNANDO DE HERRERA, 1534-1597)



Osé y temí… mas pudo la osadía… y al final, su furor, que ya no es momento para cambiar, a estas alturas del crapuleo, pudo con todo… Casi ná… Ahora se lleva entre los estudiosos que Fernando de Herrera era un “fingidor”, un “neoplatónico” que escribía del amor más por pura teoría que por que lo que contaba le hubiera ocurrido de verdad… Lo mismo tienen razón pero yo no quiero creerles, ea… Porque yo lo valgo, por que es viernes, porque es más romántico pensar que ese hombre apodado “el divino” por lo recto que era –lo tildan de antipático, huraño, abandonado al estudio y perfección de su obra, drástico con su denuncia a los ignorantes, al vulgo…- perdió de repente los papeles por doña Leonor, la condesa de Gelves y se puso a encender versos cargados de tragedia amorosa. Son célebres sus poemas al encuentro que supuestamente tuvo con la condesa en Gelves, en la orilla del entonces llamado “Betis” (manque pierda, claro). Hace unos días estuve con el Gran Prada buscando algún rastro de estas historias renacentistas por Gelves y no encontré ni una placa conmemorativa, ni un trozo de tela que se le hubiera quedado a la condesa en su fruición prendida a alguna rama de algún pimentero falso… Fuimos buscando un punto de información, que lo había en el pueblo, pero totalmente desmantelado (quedaba tan solo la i en azul todavía colgada de una pared, qué triste…). Un lugareño nos dijo que mejor que nos fuéramos a Écija o Carmona si queríamos encontrar algo “con historia”, como si el Prada grande y yo fuéramos Ian Gibson y Paul Preston (el Prada puede dar el pego de guiri pero yo con este aspecto pueblerino…) en busca de alguna historia, cualquiera que fuese.. El señor, antes de despedirse amablemente, nos sugirió: “podei i a la biblioteca, a lo mejón allí os dizen argo…” y allá que fuimos… Entonces fue cuando nos encontramos algo que merecía la pena… LA bibliotecaria, muy amable, con una enorme sonrisa, nos recibió encantadora y nos explicó que en el pueblo no había mucho que ver pero que tenía unos libros sobre el pueblo que hablaban “sobre cosas de poetas y eso”. Los sacó de una estantería y me los enseñó… Y cuando le pregunté que dónde podía conseguirlos, ella, sin titubear, nos dijo: “quédatelos, total, nadie los lee aquí…” Yo me quedé de piedra con su generosidad, a la vez que un poco triste porque historias tan emocionantes como las que pasaron en Gelves (igual que han pasado en miles de rincones aparentemente baldíos), no sean contadas de padres a hijos. Porque allí, en el caserón de los condes de Gelves, se fraguó la afamada escuela sevillana de poetas del renacimiento, bla, bla, bla…
Luego el Prada grande y yo nos dimos un paseo por las afueras de Gelves entre eucaliptos y cañaverales para abrir apetito y comernos en Colina, camino del Rocío, un plato de espinacas con garbanzos y un par de mostos fresquitos en Casa Paco, un paraíso donde alguna vez habrá que ir a comerse un arroz con pato, la especialidad de la casa…







También quería desahogarme con Lars Von Trier y Melancholia, con El árbol de la vida y con Bimba Bosé, tres de las cosas más emocionantes que me han pasado últimamente (las dos películas, asombrosas, ver estas peliculas en el cine, en pantalla grande, es una experiencia demoledora...; Bimba en persona, hablando conmigo, tan cercana, una auténtica diosa, la presencia más enorme que he visto desde... bueno, no lo digo que me acusan de plagio en los bon vivant...Por cierto, ¿qué le hubiera pasado al pobre "Divino" si hubiera visto por las calles sevillanas a una mujer como Bimba...? pue eso...), pero por ahora, me quedo con “el divino” Y a lo que iba, que no, que no hombre, que yo estoy más de acuerdo con aquello que dijo el maestro Pacheco, pintor que formó al mismísimo Velázquez en sus primeros años en Sevilla y que fue contemporáneo de Fernando de Herrera, cuando lo vio tan desmejorado al poeta por el sufrimiento que estaba pasando (las “fatiguitas”) por culpa de su enamoramiento con la condesa de Gelves: “…su mirada es la de un hombre consumido por una amor imposible, un amor a la andaluza…”.

1 comentario:

  1. No se puede ser más grande, pequeño hermano. Bimba todavía estará flipando with you.

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