miércoles, 15 de octubre de 2014

BANDERAS CON PALOS DE MADERA…

Uno de mis mayores defectos es la indecisión. Los que me conocen bien pueden dar fe de ello. El simple y  banal hecho de buscar un sitio para el vermú llega a ser toda una odisea de idas y venidas (si no que se lo pregunten al padre que me parió cuando me visita a Madrid). Y es que no puedo deshacerme de la duda de “y si por ahí era mejor”, “y si por aquí nos perdemos lo que está pasando por allá”, bla bla bla... La ciencia inexacta a la que me dedico tampoco ayuda. “Señora, es que en medicina nada es blanco o negro, nunca se sabe al 100% si esta píldora rosa le provocará o no diarrea o la muerte, etc…”. Me cuesta tomar decisiones firmes por esto mismo, porque nunca creo que esté en poder del total de los datos necesarios para tomar partido firme. ¿Cuánta información hace falta para tener claro algo? Hay mucha otra gente que no, que no le tiembla el pulso a la hora de enarbolar una bandera, una causa, una opinión o tirar una piedra contra ciertos cristales. Si yo fuera catalán, por ejemplo (a lo mejor lo soy un poco: creo que no lo he contado nunca pero en mi familia paterna todavía hay dudas de si el apellido es verdaderamente Prada o es un “Prat” mal trascrito… Algún tío abuelo mucho menos timorato que yo se ha posicionado con firmeza y  ya hace años que se borró el Prada en el DNI para inscribirse como Prat. No estoy de coña.), pues eso, si yo fuera catalán, me costaría mucho enfrentarme a una pregunta donde solo te ofrecen un sí o un no… España sí, España no… Los políticos que defienden el sí dan algunos datos, los del bando contrario dan otros. “España nos roba”. Y con esas tres palabras uno se contenta, coge su palo de madera con su bandera y se va a la calle a dejarse el pecho por la causa. O al revés. “España invertebrada” y allá que va tan pancho con la otra  bandera y con la parte de la Constitución que les cuadra y les conviene... ¿Cuántos BOEs y presupuestos y libros de Historia de España hay que leerse para poner una X en el SÍ o en el NO? ¿Cuántas veces hay que viajar a Figueres o a Utrera para posicionarse adecuadamente? Si es que ni siquiera las estatuas que llevan toda una vida de pie aguantan el paso de los años y de la verdad. Cuando hace unas semanas vimos las imágenes en Premià de Dalt  de una del Jordi Pujol tirada por los suelos cual Sadam Husein, la respiración se nos cortó por unos segundos por su fuerza icónica: la referencia independentista, la figura que ha representado lo catalán durante tantos años no era más que un vulgar ladrón de bronce derrumbado sobre el césped… ¿Qué hacemos ahora con las pegatinas de CIU que pusimos en el salpicadero? Fue Presidente desde 1980 a 2003, ¡toda una vida! Toda una generación… Igual se desmontaron el Che y Mao (con las camisetas que han vendido y que todavía venden) y  los mandatarios sindicales se meten en Bankia y van con su tarjeta black pagando ginebras y sujetadores y hasta Felipe se nos cambió de la pana y las patillas a abuela con yate directamente… ¿Una bandera? ¿Cómo coge uno con todo esto una bandera y la alza gritando por las calles? La del Betis y mucho es, que eso, al final, no va más allá del partido del domingo por la tarde. Aunque entre los resultados amañados, las deferencias alarmantes e insultantes de Hacienda para con las deudas futboleras y la ausencia total de empatía de los jugadores con sus aficionados, uno cada vez es más dubitativo a la hora de gritar el “musho Beti, musho Beti eh”. Entonces, ¿qué nos queda? Cuánto nihilismo, por Dios…




Pero a lo que yo quería llegar con todo esto es, en realidad, a hablar de Ocho apellidos vascos. Y de Salvados. Toma ya. Meses y meses me costó ver la dichosa peliculita y al final pues eso, que no me pareció para tanto, cuatro golpes de risa (de mucha risa, eso sí), mucho cutrerío, porque es cutre tela (el final, no comment…), pero por encima de todo tiene algo que me gustó mucho: su inteligente crítica a los dogmas, su corrosiva forma de decirnos “venga, va, señores, vamos a relajarnos un poco y vamos a lo que vamos, a disfrutar, que son dos días y qué más que nos pillen en Pasaia Donibane que en Zahara de la Sierra”. Desde el mismo título, la película usa la ironía para contarnos mucho del conflicto vasco (salpicado de sangre, secuestros, torturas… recordemos, hasta hace literalmente dos días… Los que nos reímos del “hola corazones” de la Machi somos los mismos que estuvimos con el corazón encogido aquel verano de Miguel A. Blanco). Los 8 apellidos vascos equivalen a aquello del cristiano antiguo. En la Edad Media uno se volvía loco para intentar ocultar el tatatarabuelo medio judío y evitar la hoguera. Han pasados los siglos pero seguimos bastante medievales con el tema territorial y de eso mismo se ríe la película. La escena del “Euskadi tiene un color especial” desmonta cualquier arenga política sesuda y creo que es lo más logrado de la peli (en su contenido, ya os digo, porque lo cutre no hay quien se lo quite). Ni los sevillanos somos todos capillitas ni los vascos son todos terroristas. Y por encima de todo esto, lo bonita que es Guipúzcoa, lo bonita que es Triana… Esta semana, los de  Salvados van a llevar al mismísimo Oriol Junqueras a comerse unos garbanzos sevillanos y a batirse el cobre con Dani Rovira de taxista y FlamencoRadio de Canal Sur a todo volumen (es también rizar el rizo que el mayor abanderado sevillano en estos días sea, nada más y nada menos, que un malagueño... ¡Ole ahí! Otro hielo que romper ese...) . ¿Es que al final lo único que hay que hacer es salir un poquito de casa, echar unas charlas y unos platos típicos, para relajar el tono? Pues lo mismo sí. Así que, señores que mandan, el presupuesto de las independencias, de las urnas y las banderas, directamente al programa Erasmus y al programa Séneca, hombre ya... Eso sería crear un MUNDO MEJOR. Por poner un ejemplo. 

                                            ¡¡Yo quiero una Séneca en Pasaia Donibane!!!
                                            

Mientras, veremos cómo se defiende el Oriol de Los del Río o de una buena pringá… Estoy deseando verlo... Tampoco se puede hacer un reduccionismo pueril de temas tan complicados, sí, lo sé… Hay muchos flecos, muchas aristas...  Pero un poco de desmitificación no viene mal. Me gustaría por eso tener más oportunidad de hablar con gente que quiere separarse en un país nuevo, repito, MÁS GENTE, y menos políticos...A ver cómo se las gastan en la secuela con los apellidos catalanes… ¿Fronteras en estos tiempos que corren? Hay una imagen que siempre se me viene a la mente con todo este tema de las independencias. Cuando mi hermano Moralejo nos invita a pasar unos días a su pueblo fronterizo zamorano, no dejamos nunca de ir a tomarnos unas Superbock a Miranda do Douro. A la entrada a Portugal todavía queda una garita en ruinas de aquello que fue una barrera aduanera. Tiene un aire marcial, de Benemérita, que gracias a Dios ya está desfasado. Es un lujo y un gran avance poder ir a Portugal sin tener que llevar pasaportes y abrir maleteros, etc… Uno cruza con su coche el Duero y ya está, ya tiene una hora menos en el reló. ¿Para qué queremos montar más países ahora? Yo no quiero que nadie me lo pongan difícil para irme a Cadaqués a echar un baño o a la Rambla a comerme un mixto de bull blanca y negra; yo no quiero que nadie nos enfrente a los sevillanos con los vascos, yo no quiero creerme ni a Rajoy (qué torpes siempre con el problema territorial los presidentes del Gobierno, qué torpes…) ni tampoco quiero creerme al gris de Mas… Y lo único que están consiguiendo con todo esto es precisamente  eso, la crispación de la gente que no lleva a ninguna parte. ¿Creemos que Rajoy o Mas están tirando de la parte de su cuerda simplemente por el bien de nosotros? Solo hay que mirar la estatua de Pujol tirada en el césped para guardarse la bandera…


                                           ¡¡Y una casita de verano en Zahara de la Sierra!!

En fin, lo he intentado, pero tanta palabrería nos la resume Albert Camus en una frase, él al que le acusaban en su tiempo de indeciso, de timorato, al no dejar claro si se juntaba con el bando del Frente de Liberación Nacional argelino o con el gobierno colonialista francés…



“En estos momentos están poniendo bombas en los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre”.


                              Albert Camus, el otro Humphrey Bogart, por H. C. Bresson