domingo, 22 de enero de 2012

VAMOS A LLENAR TODO ESTO DE POESIA IV: TORREGAMONES EXISTE... AL MENOS ESTE FIN DE SEMANA


...Y justo cuando los dos coches salieron a la carretera y enfilaron el camino de vuelta a Madrid, con el grupo de jóvenes (entre comillas) modernos aventureros de ciudad tatareando canciones de Pulp y Tito MC (incluso el negro que llevaban había sobrevivido al terrorífico fin de semana), una espesa niebla volvió a hundir en sus entrañas, para siempre, al pueblo fantasma de Torregamones, con sus burros en extinción y sus dealers de lechazos, también por cierto en extinción; con su ejército de Citroen C15, con su Romería fantasma, con sus cohetes y sus gin tonics a cuatro euros; con sus bicicletas, su campanario y, la última de todos, todavía cantando canciones populares y dando palmas huecas con sus enormes manos masculinas, la mismísima tía Elvira...
  • Así termina la historia, contada por el mismísimo Stephe King en "Torregamones Terror". Ha sido un fin de semana terrorífico, lo hemos pasado genial y para celebrarlo os dejo un poco de poesía hecha por la zona... ¡Gracias por todo, guapos y guapas! Se os echó de menos a los que no pudísteis venir...
(Las encinas), Antonio Machado
¡Encinares castellanos
en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de oscura maleza,
encinas, pardas encinas;
humildad y fortaleza!
Mientras que llenándoos va
el hacha de calvijares,
¿nadie cantaros sabrá,
encinares?
(...)

¿Qué tienes tú, negra encina
campesina,
con tus ramas sin color
en el campo sin verdor;
con tu tronco ceniciento
sin esbeltez ni altiveza,
con tu vigor sin tormento,
y tu humildad que es firmeza?
En tu copa ancha y redonda
nada brilla,
ni tu verdioscura fronda
ni tu flor verdiamarilla.
Nada es lindo ni arrogante
en tu porte, ni guerrero,
nada fiero
que aderece su talante.
Brotas derecha o torcida
con esa humildad que cede
sólo a la ley de la vida,
que es vivir como se puede.
El campo mismo se hizo
árbol en ti, parda encina.
Ya bajo el sol que calcina,
ya contra el hielo invernizo,
el bochorno y la borrasca,
el agosto y el enero,
los copos de la nevasca,
los hilos del aguacero,
siempre firme, siempre igual,
impasible, casta y buena,
¡oh tú, robusta y serena,
eterna encina rural
de los negros encinares
de la raya aragonesa
y las crestas militares
de la tierra pamplonesa;
encinas de Extremadura,
de Castilla, que hizo a España,
encinas de la llanura,
del cerro y de la montaña;
encinas del alto llano
que el joven Duero rodea,
(…)
Ya sé, encinas
campesinas,
que os pintaron, con lebreles
elegantes y corceles,
los más egregios pinceles,
y os cantaron los poetas
augustales,
que os asordan escopetas
de cazadores reales;
mas sois el campo y el lar
y la sombra tutelar
de los buenos aldeanos
que visten parda estameña,
y que cortan vuestra leña
con sus manos.
Y, hablando de poesía y Stephen King, ¡¡tened cuidado con los perros portugueses!!!!

1 comentario:

  1. Qué grande, Hermano Menor. Quizá es eso, que en realidad no existe. Porque en el mundo real no hay dealers de lechazos, que sepamos. Repetiremos con nuevas incorporaciones ;)

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